Esta entrada no es una lectura obligatoria, se que es un tostón jajaja. Pero me han mandado hacer un texto creativo en "Elaboración de Textos Publicitarios" según lo que me inspirara un cuadro, si lo leéis, al final os diré que aparecía en el cuadro que elegí de la exposición.
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Suena el despertador. Una
mano desorientada pulsa el botón que acabará con ese incesante pitido infernal.
Continua su camino por la mesa y encuentra sus gafas, se las pone e intenta
abrir los ojos, casi fracasa en el intento. Se desprende de las sabanas. Con un
torpe movimiento consigue situar su pie derecho en la alfombra, luego el
izquierdo. Ha dormido seis horas, lo normal, pero siente como si hubiesen sido
seis minutos. Se levanta y va directo al baño, no sin haberse colocado primero
sus zapatillas de casa con forma de perro. Nada más llegar ve su “careto” en el
espejo, pero tampoco le sorprende. Escupe en el lavabo y se lava los dientes,
no soporta la halitosis matutina. Se quita los calzoncillos bombachos y entra
directamente en la ducha. Ducha rápida, fría y rápida.
Llega a la cocina y
encuentra a su más fiel compañera. Antes de saludarla, se sienta un minuto,
necesita recuperarse de todo el esfuerzo que lleva hecho. Ahora si, se levanta
y la acaricia, le da un beso. Está justo donde él esperaba, y empieza a ponerse
muy caliente. Para, se queda un rato mirándola, embobado, sabe que gracias a
ella esta mañana será diferente, estará lleno de vitalidad y para ello solo
tiene que volver, tocarla con cuidado y tomarla. Le dice un “¿Qué sería de mi
sin ti?”. La pone encima de la mesa, la abre y se deja llevar. Se deja llevar
de tal manera que la última gota colma el vaso, la deja seca, no hay lugar para
la leche.
Esta vez se ha pasado un
poco. Coge el vaso, se quema la punta del dedo índice y la del pulgar, lo que
le lleva a maldecir todos los dioses que conoce en un lenguaje casi
indescriptible. Finalmente se aleja hacia el fregadero y derrama el café hasta
dejar el vaso medio vacío. Coge la leche fría del frigorífico, complementa el
mágico brebaje que anteriormente había preparado en su marmita mágica. Dos
cucharadas de azúcar, más la de regalo. Ahora si, se lo acerca a los labios y
bebe del autentico manantial de la felicidad. Ha dado un gran trago, sin
embargo, al contemplar el vaso lo percibe medio lleno.
Directamente del paladar al
cerebro. Se encienden los plomos que tenía fundidos, estaba funcionando con la
luz de emergencia. Todo se pone en marcha, párpados arriba, se le acaban los
bostezos. Vuelve a su cuarto, se quita la toalla que aun llevaba puesta por la
cintura desde que salió de la ducha. Se pone sus calzoncillos favoritos, unos
calcetines viejos. Pantalones vaqueros a la moda, y se enfunda las zapatillas.
Se dirige al baño, se echa una ingente cantidad de gomina en las manos y
comienza su obra de arte. Veinte minutos más tarde, 15 para peinarse y 5 para
admirar su cuerpo en el espejo, se pone una camiseta, hace una llamada y se
propone salir de casa. Sale de la habitación, atraviesa la cocina, le guiña un
ojo a la cafetera, coge las llaves de casa y se marcha.
*En el cuadro aparecía una cafetera gris =)
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