viernes, 23 de marzo de 2012

La marmíta mágica


Esta entrada no es una lectura obligatoria, se que es un tostón jajaja. Pero me han mandado hacer un texto creativo en "Elaboración de Textos Publicitarios" según lo que me inspirara un cuadro, si lo leéis, al final os diré que aparecía en el cuadro que elegí de la exposición.
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Suena el despertador. Una mano desorientada pulsa el botón que acabará con ese incesante pitido infernal. Continua su camino por la mesa y encuentra sus gafas, se las pone e intenta abrir los ojos, casi fracasa en el intento. Se desprende de las sabanas. Con un torpe movimiento consigue situar su pie derecho en la alfombra, luego el izquierdo. Ha dormido seis horas, lo normal, pero siente como si hubiesen sido seis minutos. Se levanta y va directo al baño, no sin haberse colocado primero sus zapatillas de casa con forma de perro. Nada más llegar ve su “careto” en el espejo, pero tampoco le sorprende. Escupe en el lavabo y se lava los dientes, no soporta la halitosis matutina. Se quita los calzoncillos bombachos y entra directamente en la ducha. Ducha rápida, fría y rápida.


Llega a la cocina y encuentra a su más fiel compañera. Antes de saludarla, se sienta un minuto, necesita recuperarse de todo el esfuerzo que lleva hecho. Ahora si, se levanta y la acaricia, le da un beso. Está justo donde él esperaba, y empieza a ponerse muy caliente. Para, se queda un rato mirándola, embobado, sabe que gracias a ella esta mañana será diferente, estará lleno de vitalidad y para ello solo tiene que volver, tocarla con cuidado y tomarla. Le dice un “¿Qué sería de mi sin ti?”. La pone encima de la mesa, la abre y se deja llevar. Se deja llevar de tal manera que la última gota colma el vaso, la deja seca, no hay lugar para la leche.

Esta vez se ha pasado un poco. Coge el vaso, se quema la punta del dedo índice y la del pulgar, lo que le lleva a maldecir todos los dioses que conoce en un lenguaje casi indescriptible. Finalmente se aleja hacia el fregadero y derrama el café hasta dejar el vaso medio vacío. Coge la leche fría del frigorífico, complementa el mágico brebaje que anteriormente había preparado en su marmita mágica. Dos cucharadas de azúcar, más la de regalo. Ahora si, se lo acerca a los labios y bebe del autentico manantial de la felicidad. Ha dado un gran trago, sin embargo, al contemplar el vaso lo percibe medio lleno.

Directamente del paladar al cerebro. Se encienden los plomos que tenía fundidos, estaba funcionando con la luz de emergencia. Todo se pone en marcha, párpados arriba, se le acaban los bostezos. Vuelve a su cuarto, se quita la toalla que aun llevaba puesta por la cintura desde que salió de la ducha. Se pone sus calzoncillos favoritos, unos calcetines viejos. Pantalones vaqueros a la moda, y se enfunda las zapatillas. Se dirige al baño, se echa una ingente cantidad de gomina en las manos y comienza su obra de arte. Veinte minutos más tarde, 15 para peinarse y 5 para admirar su cuerpo en el espejo, se pone una camiseta, hace una llamada y se propone salir de casa. Sale de la habitación, atraviesa la cocina, le guiña un ojo a la cafetera, coge las llaves de casa y se marcha.

*En el cuadro aparecía una cafetera gris =)


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