Hoy se han acabado las páginas de ese libro que tanto me gustaba. Ese libro que siempre estas deseando acabar, hasta que acaba. Entonces es cuando lo coges con las dos manos y recorres rápidamente todas las páginas otra vez. Pero ya no vuelve. Como ese sueño que te encanta, ese en el que te despiertas e intentas volver a él, pero no lo consigues. Por mucho que aprietes la cara contra la almohada, no lo consigues. Aun así, siempre podrás mirar la portada y releer las primeras páginas. Siempre que lo hagas esbozarás una sonrisa y una lagrimilla metafórica bañará tus ojos. Miles de recuerdos y buenos momentos invadirán tu memoria.
Pero todo lo que empieza acaba, y gracias a Dios que lo hace. Sería imposible avanzar en la vida si siempre pidiésemos el helado del mismo sabor. Siempre viésemos la misma peli y siempre leyéramos el mismo libro. Sería imposible e imposible, amigos mios, poco hay.
Me quedo con lo aprendido y lo vivido. Lo fallado y lo perdido. Lo presente y lo pasado. Lo importante es que ha llegado, el momento de cambiar de aires. Y por lo pronto, el viento no tiene pensado parar de soplar.
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