El ser humano tiende a quejarse de cualquier nuevo acontecimiento que le surja de imprevisto, es decir, que no tenía planeado. Esto sucede, claro está, cuando ese nuevo hecho no refleja un beneficio obvio.
Pero, y si por una vez, en lugar de quejarnos, nos limitamos a dejar que los hechos vayan trazando ese nuevo camino. Aunque en primera instancia no parezca tan bueno, puede que más tarde te sorprenda.
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