lunes, 11 de marzo de 2013

Sonreír al horizonte

Yo nunca he sido de los que se quedan mirando al horizonte embobados. Siempre he pensado que ya sabía lo que había y que, para llegar hasta allí, tenía que mirarme primero a los pies para no tropezar. Pero, últimamente no hago más que mirar al horizonte, no hago más que mirar al horizonte y sonreír. Y cada vez que lo miro me gusta aun más. Me encomendaré al destino, a ver si él se encarga ahora de no hacerme tropezar. 



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